Está comprobado
que la anorexia y la bulimia son mucho menos frecuentes en los hombres que en las mujeres, aunque la severidad con la que se presentan en
estos casos es asombrante. Apenas afecta a 1 ó 2 hombres por cada 20 mujeres
que sufren estos trastornos y por lo general se sitúan entre los 14 y 18 años.
Los modelos de perfección de belleza difieren entre sexos, puesto que
las mujeres persiguen un modelo corporal basado en la delgadez y los hombres
buscan el "no estar gordo" y a su vez poseer una musculatura
apreciable.
Pueden darse dos
casos: o bien jóvenes poco sociables y apartados o bien que tengan amigos
circunstanciales que los lleven a adoptar una determinada postura sobre su
estado físico. Así como las consecuencias a las que se exponen como depresión,
abuso de sustancias y trastornos de la personalidad.
Uno de los
primeros signos visibles de que un chico puede estar sufriendo este tipo de
trastornos es convertirse en vegetariano y decidirse a no comer carne. Y un
segundo paso es el de hacerse sus propias comidas, eliminando todo lo que no
sea light o bajo en grasas.
· Antecedentes de obesidad que los han convertido en objeto de burla
en algún momento
· Disminución del deseo sexual (a causa del descenso de la actividad
hormonal)
· Necesidad de aumentar sus ganas de vivir
· La creencia de que si adelgazan serán más atractivos para los demás
· Baja autoestima, tendencia al perfeccionismo y deseo de aceptación
de su entorno.
María Teresa
Calabrese, psicoanalista y psiquiatra
especializada en estas enfermedades afirma que hay casos extremos en lo que: "Pueden
llegar hasta a los comportamientos más bizarros con respecto a la comida, como
raspar las paredes y comerse la cal para mitigar el hambre".
SOFÍA ROIG
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