El ideal de mujer esbelta y delgada está estrechamente vinculado con el éxito económico y
social, constituyéndose como carta de presentación
para conseguir empleo y estatus social. Esta relación entre belleza y éxito
profesional y social, otorga más fuerza a éstos estándares, que son aceptados por la sociedad en búsqueda de una mayor
calidad de vida, aceptación, éxito en las relaciones íntimas, laboral…
Este ideal de
belleza y extrema delgadez, artificial e inalcanzable de forma natural para la
mayoría de las mujeres, constituye una importante oportunidad de mercado, ya
que las mujeres consumirán lo necesario
para acercarse a los cánones de belleza establecidos. Un ejemplo de este auge
es la venta de productos dietéticos, que se ha incrementado en los últimos años
un 400%.
Es aquí donde los
medios de comunicación de masas (medios de televisión, cine, revistas,
publicidad…) actúan como reproductores de estos ideales, trasladando a los
consumidores los cánones que responden a los intereses de los sectores que
controlan y financian estos medios.
Parece lógico
pensar que este modelo económico y social de consumo y culto al cuerpo va a
influir en la forma de concebir la alimentación y en la aparición y propagación
de trastornos alimenticios. Éstos han llegado a convertirse en la tercera causa de enfermedad crónica entre adolescentes
(después del asma y la diabetes).
Lucía Sánchez Chapinal