martes, 3 de junio de 2014

¿Qué proceso he de seguir ante el tratamiento de un TCA?, ¿De qué recursos públicos dispongo?



Son muchas las personas que ante la aparición o detección de un TCA no saben donde pueden acudir, qué hacer o de qué recursos disponen y, sin embargo, del inicio a tiempo del tratamiento depende, en la mayoría de las ocasiones, la rehabilitación y cura de estos pacientes. Por ello, quiero dedicar esta entrada a explicar de forma detallada el proceso ha seguir en el tratamiento de los TCA y los recursos públicos a disposición del ciudadano para el tratamiento y asesoramiento ante la aparición y detección de estos trastornos. Tanto de los recursos a los afectados como  a sus familiares, puesto que es fundamental su involucración en el tratamiento y apoyo desde el primer momento.

Normalmente será el pediatra o médico de atención primaria quien atenderá en primer lugar al paciente y podrá diagnosticar los primeros síntomas de la enfermedad, siendo muy importante la detección precoz. Será a través del médico de cabecera o pediatra del centro que corresponda al paciente, y previa valoración, que se derive a éste al Centro de Salud Mental correspondiente.
En todo el territorio nacional, independientemente de que las competencias sean autonómicas o estatales, existe una red de Centros de Atención Mental de carácter público, responsables de la atención de los TCA.

Serán los profesionales especializados de éstos centros (ya sea psicólogo o psiquiatra) quiénes llevarán a cabo un diagnóstico y estudio en profundidad de cada caso, asignando a cada paciente el tipo de tratamiento más adecuado (ambulatorio, internamiento hospitalario y hospital de día).

A continuación haré una breve descripción de cada uno de ellos:


Tratamiento ambulatorio
Permite trabajar con aquellos pacientes menos graves la sintomatología alimentaría, así como el resto de áreas afectadas, con la ventaja de no tener que interrumpir su vida y actividades cotidianas.
Abarca tanto terapia individual como grupal, en la que se trabajan aspectos de índole tanto psicológico como nutricional, así como asesoramiento familiar y seguimiento médico periódico.
Hospital de día
Representa una intensificación del tratamiento ambulatorio al cual se añaden los elementos más eficaces de un tratamiento bajo ingreso hospitalario pero sin la necesidad de tener que apartar al paciente de su entorno socio-familiar.
Esta modalidad de tratamiento es adecuada para aquellos pacientes que necesitan una ayuda más intensiva para poder llevar una vida cotidiana eliminando las conductas insanas  y así poder evitar un empeoramiento que requiera de un ingreso hospitalario. También se aconseja Hospital de Día tras un ingreso hospitalario, para ayudarles a ir incorporándose progresivamente en su vida anterior y vaya adquiriendo las habilidades necesarias y así evitar  posibles recaídas.
Internamiento hospitalario
La hospitalización es una fase más del tratamiento de los TCA y puede ser o no necesaria al inicio o a lo largo de la evolución del trastorno.
La mayor parte de los internamientos son voluntarios, pero existe la posibilidad de realizar ingresos no voluntarios siguiendo la normativa establecida por el artículo 763 de la Ley de Enjuiciamiento Civil.
Los pacientes internados tienen limitadas las visitas familiares, aunque si las condiciones clínicas lo permiten, suelen disfrutar de permisos de fin de semana para que pasen esas horas junto a su familia en su entorno habitual.


Junto con estos recursos públicos, existen diversas asociaciones repartidas por todo el territorio español, que proporcionan asesoramiento y apoyo tanto a los pacientes con trastornos alimentarios como a sus familiares, facilitando contactos sanitarios, ofreciendo actividades como grupos de padres, de autoayuda para los pacientes, etc.
Estas asociaciones toman cada día más importancia, ya que es un medio donde compartir las propias vivencias y experiencias, donde apoyarte y nutrirte de personas que han pasado por tu misma situación, a la vez que ayudas con tus experiencias a otras. 
Además, algunas ofrecen servicios de psicoterapia especializados, a los que es muy difícil acceder gratuitamente de otra forma.



  Lucía Sánchez Chapinal, 2ºD

El deporte profesional y los trastornos alimentarios: "Anorexia deportiva"



La gimnasta estadounidense Christy Henrich (1972 - 1994), una de las más grandes representantes de la gimnasia rítmica y artística a nivel mundial, falleció a los 22 años de edad a causa de una disfunción multiorgánica derivada de la anorexia nerviosa que padecía desde los 16 años. Desgraciadamente este no es un hecho aislado ya que un porcentaje significativo de deportistas, sobre todo vinculados a ciertas categorías deportivas, sufren esta terrible enfermedad.
En los últimos años el fenómeno social de los TCA se ha expandido en nuestra sociedad enormemente, principalmente en adolescentes y mujeres jóvenes, aunque también se han manifestado en otro sector de la población de la que no se tiene demasiado conocimiento, los deportistas de alto rendimiento.

En el ámbito del deporte pueden desarrollarse conductas alimentarias anómalas como consecuencia de la propia práctica deportiva.
Epling y Pierce (1996) acuñan el término “anorexia por actividad” para referirse a aquellos TCA que aparecen dentro del ámbito deportivo y que presentan unas características específicas. Niñerola y Capdevilla (2002) recogen una serie de artículos de los que se puede deducir que entre un 38 y un 75% de los casos de anorexia están inducidos por una práctica de ejercicio extrema. Por lo que concluyen que la práctica de ejercicio físico puede ser, en sí mismo, un factor de alto riesgo para desarrollar un TCA.
Otro estudio, llevado a cabo por Davis, Katzman y otros (1997) concluye que el ejercicio físico de alto nivel interviene en el desarrollo y mantenimiento de los trastornos de la alimentación, afectando más a la anorexia que a la bulimia nerviosa.
La Asociación Americana de Psiquiatría hace referencia al término anorexia atlética o deportiva para denominar a este tipo específico de TCA.

Un factor determinante en la aparición de estos trastornos tiene que ver con la presión que padece el deportista para lograr tener y mantener un peso óptimo.
De esta forma, se pueden clasificar cuatro categorías deportivas de riesgo en las cuales el peso es un factor de gran importancia:
1. Deportes que establecen categorías por peso (boxeo, lucha, halterofilia).
2. Deportes en los que un peso bajo resulta beneficioso para la mejora del rendimiento en la competición (remeros, canotaje, jockeys).
3. Deportes de resistencia (fondo, semifondo, maratón).
En este grupo se produce una gran incidencia de trastornos alimentarios. Algunos autores afirman que la carrera de fondo es una salida para mujeres que, en otras circunstancias, habían desarrollado una anorexia nerviosa manifiesta.
4. Deportes o disciplinas en las que el bajo peso facilita el desarrollo de algunos movimientos o acrobacias y que requieren una buena apariencia (ballet, gimnasia artística, gimnasia rítmica, patinaje artístico, natación sincronizada, saltos de trampolín).

Otros factores relevantes, vinculados a las anteriores disciplinas deportivas, son los siguientes:
- Las restricciones de peso en algunos deportes.
- Deportes y jurados que ponen énfasis en un modelo esteriotipado de atleta extremadamente delgada, vinculando la delgadez con la mejora del rendimiento y el éxito.
- El fomento de un porcentaje extremadamente bajo de grasa corporal, por ejemplo, en deportes de resistencia como las corredoras de fondo.
- La presión por parte del entrenador (con el que se suele crear un vínculo emocional fuerte), de los compañeros o de la familia.
- Finalmente, otro factor importante es que algunas características de la personalidad que suelen estar vinculadas al deportista, como el perfeccionismo, la determinación, la competitividad, el sacrificio o la persistencia, son también rasgos que suelen presentar pacientes con TCA.
   

  Lucía Sánchez Chapinal 2ºD

LOS CANONES DE BELLEZA A LO LARGO DE LA HISTORIA

A lo largo de nuestra historia la gordura ha sido un sinónimo de belleza más que la delgadez. Ya en el S.XVII (Siglo de Oro) tenían un concepto muy distinto sobre el físico de la mujer al que hay ahora. Había un refrán que se decía en el S.XVII: "no hay mejor espejo, que la carne sobre el hueso". Y es que durante tres siglos una mujer hermosa era aquella que gozaba de curvas como las gracias de Rubens. La mujer para ser hermosa debía de tener cinco veces tres cosas, debía de ser, blanca en tres en rostro, manos y garganta, colorada en tres en labios, mejillas y barba, negra en tres en cabellos cejas y pestañas, ancha en tres en caderas hombros y muñecas y larga en tres en talle rostro y garganta.
A principios del S.XX seguían los mismos cánones de belleza pero ya en esta época todas debía de lucir una cintura de avispa y apareció el corsé  como canon de moda, que además de hacer una cintura menor, solía causar muchas enfermedades, ya que estrangulaba el tórax provocando enfermedades respiratorios, se desplazaban los riñones hacia abajo y las señoras casi no se podían mover, era moda que tuvieran una frágil salud.
Hubo un cambio en el canon de la belleza de la mujer a partir de que se puso de moda bañarse en el mar y dejaron de llevarse las pesadas enaguas que vestían y les dificultaban andar.
Con la primera Guerra Mundial en 1914, los hombre parten al frente y las mujeres los sustituyen en las fábricas, se necesita una mujer más acorde con la época, con lo cual comienzan a llevarse faldas más cómodas y cortas y dejan de llevar cualquier ropa que le oprima. Comienzan a ser bien acogidas socialmente y llevan una vestimenta que unos años antes hubiera sido censurada.
En Paris una joven llamada Coco abre una boutique y pondrá de moda dos aspectos revolucionarios, el moreno en la piel, que antes era sinónimo de campesinas y la delgadez. La mujer moderna comienza a ser por definición delgada y ya no se desprenderá de la estética femenina. El cambio psicológico fue tan brusco que la indumentaria se convirtió en un vehículo para expresarlo.
El polisón y las largas faldas pasaron a la historia. La silueta delgada y las faldas cortas componen la nueva imagen de la mujer. Nunca un cambio fue tan brusco, en una década se había cambiado el canon de belleza.
Con la Segunda guerra mundial los hombres vuelven al frente y las mujeres como vuelve a ocupar su lugar en las fábricas se le comienza a permitir llevar pantalón, empieza a ser una prenda habitual en las fábricas y fuera, hay una estética más masculina. Con la paz retorna  una estética más clásica y nostálgica. Se comienzan a llevar vestidos de cintura muy estrecha y faldas anchas, pero este resurgir de cánones más clásicos no logro conectar con las jóvenes. Estas comienzan a estudiar y no ven como algo primordial casarse con el hombre, empiezan a hacerse independientes económicamente y los cánones de belleza serán elegidos por las propias mujeres y no por la mirada de hombres como filósofos, pintores, artistas, etc. Con los nuevos ritmos musicales, sacuden los estereotipos que pesaban en la mujer y habrá un cambio psicológico radical y trasformaciones que ocasionaran mucha mayor libertad. Por esta época Mary Quant, una modista diseña una prenda, la minifalda, que resultará el gran boom del siglo, la moda se centro en los jóvenes y el deseo de poseer la eterna juventud se convirtió en el nuevo ideal estético. La belleza no exigía unas proporciones ideales, bastaba con poseer lozanía.
La televisión ha sido un medio por el que se han propagado las nuevas creencias estéticas. La juventud como canon estético ha permanecido vigente en los últimos treinta años, coincidiendo con un desarrollo en la cosmética y después en la cirugía estética.
Hoy en día las personas están muy influidas por los medios de comunicación, cine, internet, etc. y la presión que sobre la mujer ejerce en el mundo de la publicidad y la moda, esta imponiendo cánones de belleza basados en la delgadez  extrema y ha generado un aumento de enfermedades como la anorexia y la bulimia.

RAQUEL CUENCA PÉREZ



lunes, 2 de junio de 2014

Dietas extremas: dieta de la piña

A día de hoy, los trastornos de alimentación son generalmente conocidos por todo el mundo gracias a toda la información de la que disponemos para no sufrirlos y para concienciar a los/as chicos/as jóvenes a que se acepten tal y como son y de esta forma, eviten meterse en esos caminos que tienen una difícil salida.

Aún así, todos queremos mantenernos lo más cerca posible de nuestro peso ideal y se pueden comenzar a hacer dietas seguidas y recomendadas por un especialista para perder los llamados "kilitos de más". Las dietas equilibradas y sanas las puede seguir cualquier persona ya que ayudan a mantenerse bien con uno mismo y no rozan la enfermedad ni mucho menos. Son dietas variadas en las que se puede comer de todo en su justa medida siguiendo la pirámide de alimentos expuesta a continuación, todo ello de una forma controlada por médicos y sobre todo sana:

Estas dietas hacen perder peso de una forma sana pero lenta, debido a esto y la impaciencia que caracteriza a la sociedad frente a estos temas se han creado dietas extremas  que restringen alimentos francamente necesarios y también hacen perder peso de una forma que llega a asustar y es por esto último que tienen tanto éxito.

Concretamente, me centro en esta entrada en la famosa dieta de la piña, estrella de las redes sociales. Consiste en comer solamente piña durante 5 días ya que se entiende que ayudar a eliminar líquido, tiene pocas calorías y ayuda al estreñimiento. Obviamente es un alimento muy sano y recomendable pero esta clase de dietas rozan la anorexia dado que apartan de la dieta alimentos necesarios y esto no es ni mucho menos saludable.

Estas dietas extremas comienzan como un reto y muchas veces, desembocan en obsesión y seguidamente en enfermedades del tipo de anorexia y bulimia.

Se debe tener mucha precaución con estas cosas por lo que si quieres hacer una dieta, que sea siempre de la mano de un médico especializado.




SOFÍA ROIG SUÁREZ



¿Cómo tratar la anorexia?

A día de hoy contamos con la psicoterapia, terapia comportamental, terapia con medicamentos, terapias familiares, etc. cuyos objetivos son la alimentación en el individuo y tratar que el entorno familiar solucione sus disfunciones tratando de hacer encontrar a esta persona sus valores perdidos, fomentar su iniciativa, independencia y autoestima. Por otro lado, es muy importante no hacer que el comer sea una obligación y que esto no se convierta en tema de discusión. 

Las personas idóneas para llevar a cabo lo comentado anteriormente son las personas más cercanas al paciente: padres, hermanos, novio/a, amigos más cercanos...

Otro punto a destacar es que no es conveniente decir cosas del tipo: "estás destruyendo a esta familia" o similares, al ser perjudicial y melodramático. También se espera resistencia por parte de la persona anoréxica a causa de su obsesión por estar delgada y sentirse atacadas cuando alguien intenta interferir en todo ello.

Es muy importante reconocer en todo momento los miedos del paciente dado que para un enfermo de esta clase cambiar de hábitos de comida después de meses o incluso años puede asustarle enormemente llegando a tener pensamientos como: "quieres convertirme en una gorda".


En último lugar, pero no por ello menos importante, no es conveniente esperar para intervenir porque es bastante improbable conseguir resultados inmediatos. Las personas que sufren anorexia pueden  aceptar la ayuda después de varias semanas intentándolo. De esto podemos derivar que tratar con ellos no es ni mucho menos fácil.


SOFÍA ROIG SUÁREZ