martes, 3 de junio de 2014

El deporte profesional y los trastornos alimentarios: "Anorexia deportiva"



La gimnasta estadounidense Christy Henrich (1972 - 1994), una de las más grandes representantes de la gimnasia rítmica y artística a nivel mundial, falleció a los 22 años de edad a causa de una disfunción multiorgánica derivada de la anorexia nerviosa que padecía desde los 16 años. Desgraciadamente este no es un hecho aislado ya que un porcentaje significativo de deportistas, sobre todo vinculados a ciertas categorías deportivas, sufren esta terrible enfermedad.
En los últimos años el fenómeno social de los TCA se ha expandido en nuestra sociedad enormemente, principalmente en adolescentes y mujeres jóvenes, aunque también se han manifestado en otro sector de la población de la que no se tiene demasiado conocimiento, los deportistas de alto rendimiento.

En el ámbito del deporte pueden desarrollarse conductas alimentarias anómalas como consecuencia de la propia práctica deportiva.
Epling y Pierce (1996) acuñan el término “anorexia por actividad” para referirse a aquellos TCA que aparecen dentro del ámbito deportivo y que presentan unas características específicas. Niñerola y Capdevilla (2002) recogen una serie de artículos de los que se puede deducir que entre un 38 y un 75% de los casos de anorexia están inducidos por una práctica de ejercicio extrema. Por lo que concluyen que la práctica de ejercicio físico puede ser, en sí mismo, un factor de alto riesgo para desarrollar un TCA.
Otro estudio, llevado a cabo por Davis, Katzman y otros (1997) concluye que el ejercicio físico de alto nivel interviene en el desarrollo y mantenimiento de los trastornos de la alimentación, afectando más a la anorexia que a la bulimia nerviosa.
La Asociación Americana de Psiquiatría hace referencia al término anorexia atlética o deportiva para denominar a este tipo específico de TCA.

Un factor determinante en la aparición de estos trastornos tiene que ver con la presión que padece el deportista para lograr tener y mantener un peso óptimo.
De esta forma, se pueden clasificar cuatro categorías deportivas de riesgo en las cuales el peso es un factor de gran importancia:
1. Deportes que establecen categorías por peso (boxeo, lucha, halterofilia).
2. Deportes en los que un peso bajo resulta beneficioso para la mejora del rendimiento en la competición (remeros, canotaje, jockeys).
3. Deportes de resistencia (fondo, semifondo, maratón).
En este grupo se produce una gran incidencia de trastornos alimentarios. Algunos autores afirman que la carrera de fondo es una salida para mujeres que, en otras circunstancias, habían desarrollado una anorexia nerviosa manifiesta.
4. Deportes o disciplinas en las que el bajo peso facilita el desarrollo de algunos movimientos o acrobacias y que requieren una buena apariencia (ballet, gimnasia artística, gimnasia rítmica, patinaje artístico, natación sincronizada, saltos de trampolín).

Otros factores relevantes, vinculados a las anteriores disciplinas deportivas, son los siguientes:
- Las restricciones de peso en algunos deportes.
- Deportes y jurados que ponen énfasis en un modelo esteriotipado de atleta extremadamente delgada, vinculando la delgadez con la mejora del rendimiento y el éxito.
- El fomento de un porcentaje extremadamente bajo de grasa corporal, por ejemplo, en deportes de resistencia como las corredoras de fondo.
- La presión por parte del entrenador (con el que se suele crear un vínculo emocional fuerte), de los compañeros o de la familia.
- Finalmente, otro factor importante es que algunas características de la personalidad que suelen estar vinculadas al deportista, como el perfeccionismo, la determinación, la competitividad, el sacrificio o la persistencia, son también rasgos que suelen presentar pacientes con TCA.
   

  Lucía Sánchez Chapinal 2ºD

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