jueves, 24 de abril de 2014

El mejor recurso ante una situación de vulnerabilidad es uno mismo

En esta entrada hemos decidido exponeros el caso de una amiga que sufrió de anorexia en su adolescencia. Actualmente está totalmente rehabilitada y se ha prestado a contarnos detalles de su historia que no conocíamos, para poder compartirla en este blog, pudiendo así permitir que cualquiera pueda leerlo y comprender que aunque no sea fácil con fuerza de voluntad se puede superar. Para respetar su anonimato haremos referencia a ella como “X”.

X siempre fue una niña robusta, lo que provocó que, cuando cursaba la educación primaria, gran parte del tiempo los demás niños de su clase la dijesen cosas despectivas como “gorda” y “fea” para divertirse, dejándola también de lado a la hora de jugar. La madre de X se percató de lo que estaba sucediendo y tras hablar con el centro en el que estudiaba su hija y con las madres de sus compañeros logró que la situación se suavizase, pero X se había vuelto una niña reservada y se ponía a llorar cada mañana cuando tenía que ir al colegio. Ante esta situación X comenzó a visitar a un psicólogo para descubrir en qué medida le había afectado esta situación.

Años más tarde, cuando X estudiaba 3º de la E.S.O. su carácter reservado hizo que sus compañeros empezarán a llamarla “friki” y “gorda”, pero esta vez X decidió no contárselo a su madre ni a nadie de sus conocidos, en vez de eso empezó a tirar los bocadillos que llevaba al recreo a la basura, y a comer poco en casa alegando que se encontraba mal o que ya había comido algo por ahí con sus amigos. Pensaba que la forma en que podría ganarse el cariño y la amistad de sus compañeros de clase era siendo guapa y delgada y que la manera más rápida y eficaz de conseguir eso era dejando de comer. Con el tiempo cada vez se encerraba más en esa obsesión por adelgazar y aunque cada vez se veía más y más delgada y se sentía mejor consigo misma, también se sentía más aislada porque sentía que no podía hablar con nadie de lo que estaba haciendo y había dejado de bajarla el periodo. Para no sentirse así comenzó a meterse en páginas y blogs de gente que estaba pasando por lo mismo que ella, para recibir y darse consejos unas a otras de forma que fuese más fácil adelgazar y que no las pillasen.

Sin embargo, un día sus padres se dieron cuenta de lo que estaba pasando y X estuvo ingresada durante 6 meses. Durante ese tiempo, y con el apoyo de su familia y amigos, se dio cuenta de que realmente ella no quería seguir actuando de esa manera y de que no quería que la gente de su alrededor sufriera por su culpa. Por lo que se marcó como objetivo superar esa etapa de su vida, y conseguir el cuerpo que deseaba comiendo sano y haciendo ejercicio, y aunque le llevo tiempo y esfuerzo lo consiguió.




La experiencia de X es un claro ejemplo de cómo afectan los estereotipos a jóvenes vulnerables e influenciables como ella que buscan aceptación por parte de la sociedad.

Irene Sanz Revenga y Estefanía Rojas Arroyo

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